Una de las maneras más efectivas de aprender de los mejores, es observando cómo piensan y qué hacen. Cuando de liderazgo se trata, las mejores prácticas nos muestran con nitidez que en el arte de dirigir personas, aquellos que son reconocidos por su colaboradores como líderes inspiradores, son aquellos que de una forma u otra, hacen sentir valiosa a su gente.
Esta simple regla es válida para nuestras relaciones de liderazgo, nuestras relaciones de pareja y por supuesto con nuestros propios hijos.
Los resultados que se obtienen a través de esta simple práctica es, en al caso de las organizaciones, mayor conectividad en los equipos, mayor rendimiento y por ende mayor productividad. En nuestra relación de pareja, esta práctica se traduce en una mayor fusión emocional, mayor bienestar y la sensación de “permanecer enamorados”.
Con nuestros hijos, el resultado es “sensación de cercanía en la relación, una sensación de paz y armonía familiar y por supuesto, mayor rendimiento académico».
A continuación algunas claves de cosas que NO debes hacer en tus relaciones de liderazgo:
– Poner el foco en lo negativo y no en lo positivo en las acciones del otro. Es decir, focalizarnos en la crítica de pequeños detalles aunque la globalidad, exista mucho más que reconocer que criticar.
– Descalificar a priori. Esto significa “adivinar” lo que el otro va a decir y escuchar para responder y no para comprender.
– No escuchar. El multitasking es un mito, no se puede escuchar haciendo otras cosas al mismo tiempo.
– No reconocer las cosas positivas del otro.
– Ignorar.
Que tengan una semana poderosa y mis disculpas por el atrasado envío de este news. Esto se debió a que recién hoy llegué de un viaje.