Los seguidores de las ideas de la psicología positiva vienen sugiriendo desde hace varios años, que la Felicidad es un músculo que se entrena y se adiestra para lograr cada vez con mayor recurrencia, los estados de dicha y plenitud.
Por otra parte, las crecientes investigaciones que existen respecto de cómo la gente que logra resultados extraordinarios en la vida lo logran, apuntan cada vez con mayor Fuerza al impacto de las rutinas en el logro de altos estándares, cualquiera sea el dominio de los resultados alcanzados.
Efectivamente, pareciera ser que la repetición de conductas y patrones, va generando verdaderas rutas neurológicas que van en la practica “programando” nuestra mente para el logro de lo que deseamos.
Sin embargo, la mayor parte de las veces estos procesos no son conscientes. Y es así como quienes practican la queja permanentemente se vuelven maestros en ésta; ases para captar dentro de todo lo positivo de una situación, el aspecto negativo: Bajo la premisa de que siempre puede ser mejor, se enfocan en la queja y suelen transformarse en agentes tóxicos a la hora de relacionarse con los seres humanos que les rodean.
También están los que se entrenan mentalmente para el enojo. Son los denominados “mecha corta”. Personas entrenadas mentalmente para desatar reacciones violentas frente a los demás. El entrenamiento constante en esta practica nos volverá maestros en estas respuesta conductuales pues serán producto de nuestra constante practica.
Sugiero entonces, hacernos conscientes de estos patrones, verlos y aceptarlos como aprendizajes instalados; no resistirse ni “luchar” contra estos “automáticos”, y lenta pero efectivamente, entrenar el mirar lo positivo, entrenar la gratitud, entrenar el buen humor y veremos, como al cabo de algún tiempo, empezaremos a sentir cambios en aquello que llamamos “estado de ánimo”, sintiéndonos mas plenos, mas felices y mas conectados con lo vida.