Se trata de la presencia de una de las formas de conflicto más dañinas que podemos experimentar los seres humanos, en donde se presentan dos fuerzas internas que se contraponen y nos paralizan.
El agobio es un estado emocional que los seres humanos experimentamos, cuando enfocamos nuestra mente en dos cosas simultáneamente. Por una parte, pensamos en algo que deseamos que ocurra y, por otra parte y al mismo tiempo, pensamos en nuestras dificultades para hacer que ocurra.
En más de una oportunidad seguramente hemos experimentado este estado paralizante. Una sensación de ahogo emocional que, de no resolverse, puede ser la puerta de entrada a estados más permanentes de estrés o extrema ansiedad.
Se trata de la presencia de una de las formas de conflicto más dañinas que podemos experimentar los seres humanos, en donde se presentan dos fuerzas internas que se contraponen y nos paralizan. El agobio suele generar un nivel de vibración tan bajo que se puede transformar en la fuente de muchos pesares y estados de ánimo de preocupación y frustración.
Se trata del conflicto que se genera al instalar en nuestra mente la imagen de algo que es imperioso de lograr, como un objetivo comercial, una meta de producción o sencillamente un objetivo personal y, al mismo tiempo, experimentar la sensación de dificultad para lograr aquello que está en nuestra mente como un desafío. Revisemos algunos ejemplos:
– Pienso en mi meta de producción y, al mismo tiempo, que no será posible lograrla, pues no tengo los recursos humanos disponibles; pero me exigen el cumplimiento.
– Pienso que tengo que lograr números azules al final de período y, al mismo tiempo, que será muy difícil por el precio del mineral; y de esto depende mi supervivencia.
– Pienso que tengo que resolver un conflicto con alguien y que si lo hago, estoy poniendo mi situación personal en juego, pero la situación es insostenible.
– Pienso que tengo que liderar mi equipo para lograr resultados mejores, pero no tengo las competencias; mi gente no me respeta ni me considera su líder, pero es vital revertir los resultados.
La clave para disminuir el efecto del agobio, pareciera estar en nuestra capacidad para desapegarnos de una situación con estas características, observarla desde una perspectiva diferente y una mirada disociada; y así encontrar las opciones que, estando dentro del agobio, eran difíciles de detectar.