Óscar Cáceres es ingeniero comercial y músico. Ha desarrollado una amplia trayectoria en Programación Neurolingüística y como Coach Ontológico, para convertirse en uno de los conferencistas con mayor experiencia en Chile y otros países del orbe, donde a través de diversos programas, ha logrado ser testigo de la transformación de las organizaciones a partir de las personas. Es por ello que decidió dar a conocer al mundo el modelo EPM: “Extraordinary People Model”, porque organizaciones extraordinarias están formadas por personas extraordinarias.
Cuando se habla de sistemas de gestión eficientes, se piensa en un conjunto de prácticas, estrategias y modelos, que logren equilibrar las inversiones, ganancias e impactos que las empresas producen en su entorno. En este proceso de “involucramiento social”, muchas veces se generan conceptos con fuertes bases teóricas, pero se deja fuera “el” factor más importante de toda organización: las personas.
Declarar que somos de alto estándar, mientras los integrantes de nuestro equipo no están ciento por ciento felices, es “una incongruencia gigante”, como asegura Óscar Cáceres, quien durante más de veinte años ha forjado una carrera como experto en transformaciones organizacionales, a través de conferencias y entrenamiento de líderes y directivos.
Para muchos, el concepto de coach quizás es desconocido o, incluso, parece lejano. Oscar nos explica que, al contrario, todos podemos lograr que un coach nos ayude a desatar nuestros nudos mentales. “Una conversación poderosa basada fundamentalmente en preguntas que, al ir apareciendo desde la intuición del coach, van abriendo posibilidades y formas del ver el mundo en quien se somete a esta experiencia. La efectividad del coach dependerá, por lo tanto, del nivel de intuición, escucha sistémica y, por lo tanto, de la forma en que las preguntas van apareciendo en la conversación, generando un creciente “darse cuenta”, un cambio de “observador” y, lo más relevante, cambios en los resultados que el consultante produce en su vida”, nos dice.
Hoy en día, las organizaciones le dan mucha importancia a potenciar los talentos de sus integrantes, pero mucho más relevante es que asuman el protagonismo de sus vidas. “Hay trampas del lenguaje que vienen instaladas en nuestra mente desde pequeños; al correr por la sala de nuestra casa nos pegamos en la mesa y nuestra madre, seguramente, se acerca a la mesa y le pega y le dice “mesa tonta”; desde esas experiencias hemos aprendido que las cosas “nos pasan” y nosotros no tenemos mayor responsabilidad en ello; somos verdaderas víctimas de las circunstancias y eso es lo primero que debemos cambiar”.
¿A qué atribuye el cambio de mirada en las organizaciones actuales?
Las organizaciones, en general, vienen de un tiempo a la fecha, haciendo esfuerzos importantes por mirar y aplicar el management de forma diferente y bajo paradigmas distintos. Las razones tienen que ver, fundamentalmente, con la necesidad de un cambio. Mercados más exigentes, mayor turbulencia e incertidumbre en los entornos sociales, políticos y económicos y a eso, hay que sumarle una nueva generación de trabajadores, más informados, más tecnológicos y con aspiraciones distintas. El mundo ha cambiado y las organizaciones van detrás de ese cambio.
¿Provoca resultados en todo tipo de empresas este cambio de estructuras de verticales a horizontales?
Las estructuras más horizontales intentan responder a este cambio de paradigmas. Menos niveles jerárquicos, más acceso a las jefaturas, y al menos en teoría, líderes más participativos y cercanos. No ha sido fácil este cambio porque, en el fondo, seguimos con los mismos paradigmas de la época de Taylor, el jefe que tiene subordinados y no líderes al servicio de su gente. Bajo este paradigma imperante, los liderazgos al servicio de los colaboradores, los equipos conectados y, por supuesto, la innovación y el engagement sincero no son más que quimeras de cuentos de hadas que estarán disponibles en tanto “la situación lo permita”, porque, finalmente, estas iniciativas nos permiten mostrarnos como una compañía que se preocupa por las personas, aunque en el fondo funcionemos en la lógica del sometimiento.
Esta nueva forma de manejar las empresas ¿se condice con el modelo educacional?
Cuando uno observa el modelo patriarcal inserto en nuestros sistemas educacionales se da cuenta de la inmensa brecha que hay entre estas necesidades urgentes de nuestras organizaciones y la forma en que hacemos educación desde el colegio hasta nuestra formación profesional. Nuestros profesionales no vienen preparados para asumir liderazgo desde la óptica del servicio y a la hora de dirigir siguen siendo tan taylorianos como hace treinta años.
Cuando se enfatiza en las habilidades blandas, ¿qué pasa con las personas un poco más tímidas?
Con el desarrollo de estas competencias se pueden trabajar aspectos como la timidez o el temor a hablar en público, por ejemplo. Para esto y muchas otras cosas existen los coachs. La gracia es que un coach es como un entrenador de equipos americanos, quien, a través de ciertas tácticas motivadoras, empodera a los integrantes de su equipo para el logro del triunfo. Arenga energética y conversación movilizadora son las herramientas que este coach tradicional utiliza para el logro de sus propósitos. Lo que observamos hoy en el mundo del coaching, no está tan alejado de lo que vemos en estos clásicos entrenadores deportivos:
Siempre se habla de positivismo, ¿cómo se enfrentan los momentos malos?
Aquí lo relevante no son los momentos que cada uno enfrenta, sino cómo responde frente a esos momentos. Una actitud positiva te permite sortear de mejor forma las turbulencias pasajeras.
En términos prácticos, ¿cómo un emprendedor puede adoptar estos nuevos sistemas horizontales de liderazgo?
Internalizando un inmensa vocación de servicio. Cuando los directivos entienden que, finalmente, todo esto se trata de servir y no de mandar, cambia el paradigma y la conectividad, el compromiso y los resultados mejoran.
Si se habla de diversos tipos de liderazgo, ¿significa que hay algunos buenos u otros malos?
El liderazgo es neutro, solo podemos decir que hay estilos más efectivos que otros, dependiendo de las circunstancias y de los propósitos.
¿Cómo podemos enfrentar un tipo de liderazgo más impositivo? ¿Y uno en extremo relajado?
Hay oportunidades en que los estilos más impositivos son más adecuados y otras veces no. Dependerá de las circunstancias, del nivel de madurez del grupo y de los desafíos que tenga la organización.
TIEMPO Y GÉNERO
En una sociedad tan competitiva ¿cómo se equilibra la productividad con el tiempo personal y para la familia?
Yo tengo una máxima: “alto desempeño en lo laboral y en lo personal”; la productividad no es solo un fenómeno en el trabajo, tiene que ver con toda nuestra vida y a veces basta con desconectarse de los dispositivos electrónicos y darte cuenta que tu pareja y tus hijos están ahí y que es hora de disfrutarlos para que tu productividad familiar aumente. No veo incompatibilidad alguna.
Usted que conoce tantas empresas, ¿cómo ve a las mujeres en el mundo ejecutivo?
Les ha resultado un poco más difícil por nuestra cultura patriarcal y por nuestras creencias, pero tienen muchísimo potencial, mayor inteligencia emocional que nosotros y, por supuesto, una capacidad intuitiva que, en tiempos como los nuestros, es crucial.
¿Podemos criar a las nuevas generaciones de niñas con espíritu “ejecutivo” sin quitarles sus cualidades de sensibilidad y empatía?
¡Por supuesto! Eso dependerá de la forma en que enseñemos desde los colegios y al interior de nuestras familias.
¿Cómo nos despojamos de tantos paradigmas y logramos nuestro propio camino?
Con la conciencia de que son paradigmas, que son trancas sociales y personales y que esa conciencia te entrega mayor libertad.
¿Qué realidad crearía usted con su lenguaje?
La realidad se crea con lenguaje y es personal. Cada uno crea el mundo que quiere y cuando uno es consciente de eso, te puedes dar cuenta de que eres capaz de lograr lo que tú quieras, porque es tu realidad. Lo importante, finalmente, será siempre tomar acción y generar los cambios para crear un mundo cada vez mejor.