Una de las cosas que más sorprende cuando comenzamos a mirar temas de productividad en nuestras Compañías y lo hacemos de una forma “desapegada”, es la inmensa cantidad de tiempo improductivo que tenemos en un día de trabajo. Las investigaciones recientes revelan que en promedio en un país como el nuestro, la mitad del tiempo que pasamos en nuestro trabajo es improductivo. Las razones son múltiples, desde nuestra natural tendencia a divagar y a dispersarnos en chateos interminables en nuestros dispositivos móviles, o mirar tweets que poco aportan a nuestros desafíos, hasta revisar correos copiados que nos atrapan casi como en un trance inconsciente y que poco o nada ayudan a que seamos mas efectivos.
Este último ejemplo corresponde a lo que llamamos “fake work” o “trabajo falso”. Tareas a las cuales nos dedicamos con un compromiso evidente pero que, a la hora de evaluar el impacto que esas tareas tienen en el logro de nuestros objetivos, debemos reconocer que es nulo.
Lo más dramático del fake work es que a la vista de todos, observamos impecabilidad a la hora de hacer las cosas, pero yendo un poquito más profundo, nos damos cuenta que detrás de esa aparente impecabilidad hay «trabajo falso»; horas interminables frente un ordenador revisando correos intrascendentes, foco puesto en tareas que son claramente delegables, reuniones interminables incluso con personas intrascendentes para la compañía y que nos sacan de foco de lo importante o, sencillamente conversaciones inútiles con otros empleados que, con la excusa del “buen ambiente laboral”, nos sacan de nuestro foco relevante.
Una de las formas de atacar este “fake work”, es definir al inicio del día, los focos relevantes en los cuales vamos a poner nuestra energía, definir tareas que nos llevaran a cumplir con nuestros focos y evitar en cuanto sea posible, las distracciones y dispersiones hasta que sintamos que hemos obtenido nuestras victorias diarias. Hoy, en que la dimensión humana de la productividad comienza aunque tímidamente, a tomarse en serio, estas practicas vienen a resultar muy rentables para los equipos y las organizaciones pues, tienen un impacto directo en los datos duros y en los números finales de una Compañía. Estas son sanas prácticas de las “Personas Extraordinarias”.