Es muy común escuchar al interior de nuestras organizaciones, reclamos de directivos o jefaturas en relación a la falta de liderazgo de sus supervisores ante problemas de productividad, accidentabilidad o merma en los resultados. Es allí donde las áreas de soporte, específicamente Recursos Humanos definen acciones contratando cursos y talleres para estos segmentos para en teoría, acortar estas brechas que tanto dolor generan en nuestros resultados.
Lo dramático es que normalmente, y al cabo de un tiempo, los resultados vuelven a ser los mismos y los esfuerzos realizados para movilizar a nuestra gente en torno a temas y metodologías ampliamente repetidas, suelen ser inefectivas. El desprestigio por lo tanto es creciente en este tipo de programas pues, a la hora de aportar efectivamente a las estrategias las organizaciones, los impactos son escasos.
La explosivamente creciente industria de los talleres no ha sido capaz de diseñar “experiencias de aprendizaje” poderosas para generar transformaciones reales en las personas, sino que se han limitado, en muchos casos a hacer verdaderos “copy paste” de programas de Coaching aprendidos en algún proceso formativo y por ello, se cobran precios que no se relacionan con el verdadero impacto que estos programas tienen en el aumento de productividad, o en el logro de objetivos.
Esto explica el porque estas actividades son observadas como poco necesarias y poco relevantes a la hora de pensar en restringir costos pues, sin decirlo asumimos que solo son un inútil ejercicio lúdico y a veces académico que no genera mayores impactos en lo que realmente importa: los resultados. Es por lo general, impensado el considerar este tipo de acciones como soluciones reales de aumentar la productividad a través de la dimensión humana. No se escapan de este análisis los innumerables personajes provenientes de las más insólitas áreas del quehacer humano y que se autodenominan “charlistas motivacionales”.
Simple. A la hora de pensar de verdad en un programa para desarrollar a su gente, indague respecto de los resultados que las compañías consultoras que piensa contratar han tenido en aportar verdaderamente a la productividad o al logro de objetivos. Ahí a veces, la opinión de las áreas de la línea es más relevante que la de RRHH pues, no se trata de conocer cuan contenta quedó la gente o de cuan bien la pasaron sino, de cuanto aportaron estos programas al logro de los objetivos. Resulta relevante conocer de que forma estos talleres, han impactado en los resultados en donde han intervenido; cuanto tiempo tienen de experiencia en la industria y cuales son sus metodologías para lograr transformaciones en las personas.
Las compañías consultoras no son lo que dicen que hacen , sino lo que logran con sus clientes.
Felices Fiestas a los chilenos!!