Uno de los valores que más nos cuesta llevar a la práctica al dirigir nuestros equipos de trabajo es el llamado accountability o “hacerse cargo de los resultados que uno obtiene”. Este valor es particularmente relevante cuando se nos mide por el logro de objetivos. Sin embargo, la trampa pareciera estar a la hora de conversar y pedir informes respecto de nuestro desempeño, ya que si bien hacemos reportes de las actividades que realizamos, no nos hacemos cargo de los resultados que obtenemos.
Veamos algunos ejemplos que, quizás, le resulten familiares:
– “Llamé varias veces al cliente, pero no lo encontré”. En realidad, el reporte correcto es “logré hacer la venta”.
– “Redacté el informe y le agregué todo lo que me dijiste”. El reporte correcto es “logré la aprobación del comité”.
– “Todos los días hago la reunión de seguridad”. El reporte correcto es “logré bajar el índice de frecuencia”.
– “Le he enviado mails y le he dejado mensajes por todas partes”. El reporte correcto es “logré el contacto”.
– “Redefiní el proyecto y lo volví a evaluar”. El reporte correcto es “logré que el proyecto fuera aprobado”.
– “Se lo he dicho en todos lo tonos”. El reporte correcto es “logré que me entendiera”.
Cuando los equipos de trabajo comienzan a comunicar actividades y no resultados, se alejan de los estándares de productividad que se espera del equipo, pues se producen los siguientes fenómenos:
Se pierde foco de los resultados y, por lo tanto, se pierde efectividad.
Se instalan conversaciones de víctimas y no de protagonistas.
Se echa mano a las excusas; se escuchan frases que empiezan con los clásicos “es que…”, o “lo que pasa…”.
Baja la conectividad del equipo y, por ende, la productividad.
En síntesis, baja la ganancia del equipo.
Finalmente, no sirve mucho referirse a actividades que no han aportado al logro de los objetivos, pues, en definitiva, solo deja al descubierto nuestra incompetencia al realizar cosas que no se reflejan en los resultados. La clave está en incorporar las competencias conversacionales precisas para hacer las preguntas correctas y lograr, de esta forma, un accountability acorde con los estándares que nuestros equipos de trabajo hoy requieren.
Si lo que está haciendo no funciona, haga algo distinto; esto funciona tanto para nuestra vida laboral como también en la personal.