Según John Maxwell, la confianza es el fundamento del liderazgo y es lo que permite que una organización se mantenga unida.
Es propio de un buen líder el mantener la confianza, ya que es algo que repercute directamente en su capacidad de influir en las personas. Una vez que ésta se quiebra, es muy difícil recuperarla y se pierde toda credibilidad.
Ejemplo de la confianza perdida se encuentran en el emblemático caso Nixon o en los casos de abusos en la Iglesia Católica, en ambos casos la falta de transparencia le restó credibilidad tanto a los líderes como a las organizaciones que encabezan.
“La confianza es como cambio en el bolsillo de un líder. Cada vez que toma una buena decisión como líder, obtiene cambio que guarda en su bolsillo. Cada vez que toma una mala decisión, debe pagar a su gente parte de ese cambio”, señala John Maxwell.
Para ganar la confianza de las personas, éste debe tener aptitud, conexión y carácter. La gente puede perdonar algunos errores, pero no la falta de honestidad y transparencia, como fue el caso de Clinton. Errar es humano, pero mentir es imperdonable para la opinión pública. El pueblo estadounidense le perdió la confianza no por su affaire con Mónica Lewinsky, sino por haberle mentido.
El carácter y la credibilidad van siempre de la mano. El carácter hace posible la confianza. Y la confianza hace posible el liderazgo. De eso se trata la Ley del Terreno Firme.