En el mundo de la minería existe el concepto de “bailarín», aquel trabajador que por congraciarse con su jefatura, se muestra, se hace notar, a todo dice que si, y finalmente pone su foco en mantener cómodo y satisfecho a su jefe más que cumplir con su trabajo. Por supuesto este tipo de personaje, presente transversalmente en todas las industrias, se ha ganado la crítica y el repudio de sus compañeros quienes observan con impotencia, como estos verdaderos maestros en el arte de danzar finalmente son premiados, reconocidos y muchas veces promovidos injustamente.
Este fenómeno tan humano que obedece a nuestra inmensa necesidad de ser reconocido y de alguna forma considerado por los estratos superiores es transversal, y puede transformarse en una verdadera amenaza cuando los “bailarines” ostentan alguna posición de jefatura pues, en estos niveles se manejan decisiones tácticas o estratégicas que pueden tener un impacto relevante en nuestros resultados. En este intento de agradar al superior, se pierde el foco en lo que es realmente importante para el negocio y por lo tanto las decisiones que se toman no siempre son las más rentables para los propósitos de la organización puesto que están tomadas pensando en agradar al jefe y no hacer más productivo el negocio.
Estos “bailarines de alto rango” son los que en reuniones opinan con el propósito de aparecer inteligentes y analíticos más que con el objetivo de aportar. Son verdaderos “yes man”; no aportan miradas críticas por temor a perder la consideración del jefe; se muestra siempre solícitos a la hora de complacer al superior y pierden de vista la responsabilidad que tienen con sus subordinados.
En las conversaciones con sus subalternos suelen referirse a sus jefes por sus nombres de pila como soslayando la idea de “mucha cercanía con el superior”; practican la arrogancia con su gente y el servilismo con sus jefaturas. Suelen sentirse superiores y no escuchan. Lo paradojal es que tampoco escuchan a sus jefes pues su consigna interna es “alinearme con mi jefe, reconocer su sabiduría y encontrarle siempre la razón.
El desafío y la invitación es a reenfocar a estos danzantes errantes, orientarlos a lo realmente importante en sus trabajos y demostrarles que su verdadera labor es hacer los negocios productivos y rentables y que se deben a su gente y a sus clientes porque con ellos y gracias a ellos lograrán sus propósitos. Feliz semana y recuerden, Miércoles 25 de Marzo, nuestro Encuentro para mujeres junto a Eli de Caso en Santiago de Chile!!